La gran mayoría de nosotros hemos crecido bajo la sombra de varios paradigmas que generación tras generación han sido inquebrantables «Estudia! para que seas alguien en la vida», «Estudia! ya que será la única forma de tener un trabajo seguro», «Estudia! porque una persona sin titulo universitario tiene muy pocas oportunidades»… Estos son solo algunos de ellos, pero la pregunta real sería ¿Los estudios universitarios nos preparan realmente para la vida?
He querido escribir estas líneas porque con el paso de los años he sido preso de esta realidad que nos han impuesto nuestras familias y sociedades. No puedo decir que estudiar en una Universidad no sea algo importante y necesario, ni que ser parte de la comunidad docente de la Facultad de Medicina no sea prestigioso y anhelado por muchos, pero debo aclarar que es mentira que es todo en la vida.
Cómo médico de profesión y luego de varios títulos universitarios y años de formación continua, puedo ser crítico al respecto por experiencia propia. «La universidad solo me ha preparado para ser un buen empleado», se que suena duro, pero es la realidad, las Universidades y sus largos contenidos académicos muchos de ellos no aplicables y con poco engranaje, no son suficientes para tener una vida de felicidad y prosperidad.
Creo firmemente que luego de culminar mis estudios universitarios, he salido con un título que aunque llena un estante, una pared, una mesa, no me prepara cien por ciento para el ejercicio de mi profesión. Cada vez más existen en Medicina, la subespecialización de la especialización y me pregunto ¿de verdad son necesarias?.
Muchos de mis colegas, luego de tantos estudios y formación académica que llena de prestigio, se olvida que los más importante es el trato con las personas, darles consuelo y animo desde los tiempos de Hipócrates de Cos, siempre ha alentado más que entregar una receta médica.
Lamentablemente nuestras universidades no están aquí para enseñarnos a ser mejores personas y eso en Medicina es un error fatal. Solo nos apuramos en un sistema de salud que mide números y atenciones, en cumplir los protocolos en 15 minutos de atención, sin importar muchas veces cual es la verdadera necesidad de nuestros pacientes.
De la misma forma, la Medicina nos obliga a dejar a un lado nuestras familias y seres queridos, entregar 5 días de trabajo por 2 días de libertad, es una ecuación que aún no termino de entender. Luchamos a diario con las enfermedades y padecimientos de nuestros pacientes, a costa de la perdida de nuestra propia salud, condición física y espiritual.
Vamos como autómatas cumpliendo un horario, que muchas veces superan las famosas 8 horas diarias y cuando llegamos a casa estamos tan cansados que no dedicamos el tiempo necesario a nosotros mismos y nuestras familias.
Nada de eso se nos dice cuando somos jóvenes, nada de eso valoramos, creemos que tenemos todo el tiempo del mundo, creemos que somos inmortales.
Esta pandemia, me ha demostrado una vez más que aquellas personas que parecían inmortales en realidad no lo son, he perdido familia, amigos, colegas, maestros, compañeros y aún creo que existen días muy difíciles por venir.
No, definitivamente el paso por la Universidad y la prestigiosa Facultad de Medicina, más que un final es un inicio de nuestra lucha por la felicidad.
Saludos
Dr. Marcos Palacio
PD: por favor déjame tus comentarios y experiencias, me gustaría leerlos e intercambiar nuestras ideas y pensamientos, un abrazo!